La práctica de ejercicio debe realizarse de manera regular entre 2 y 4 veces por semana, con adaptación de las cargas, la frecuencia, la duración y el tiempo de la recuperación, variando los contenidos y la utilización de material.

Equilibrio

El equilibrio motriz hace parte de una compleja red de información proveniente del sistema periférico, como el sistema propioceptivo, el sistema visual y el sistema vestibular, direccionados a su vez por el sistema nervioso central que se encarga de que el aparato locomotor funcione en óptimas condiciones.

Las propuestas con ejercicios que activan los mecanismos de control postural realizados con regularidad, teniendo en cuenta la progresión (de más fáciles a más difíciles), la repetición y la duración, desarrollan las destrezas necesarias para mantener el equilibrio en situaciones donde se vea comprometida la estabilidad corporal, como son los desajustes posturales previos a una caída. El entrenamiento de esta cualidad incide sobre la atención, la concentración y la percepción del entorno, necesarias para controlar mejor las circunstancias que pueden desencadenar la pérdida de equilibrio.

Muchas personas mayores manifiestan preocupación por el estado del equilibrio, ya que éste es indispensable en las actividades de la vida diaria y funcional. Por lo tanto, es una capacidad física importante a contemplar en un plan de entrenamiento para personas mayores.

Fuerza

El ejercicio físico es, quizás, la mejor manera de adquirir fuerza muscular para mejorar y mantener, entre otras cualidades, el equilibrio y el esquema de la marcha. Está demostrado que realizar ejercicios que potencian la fuerza muscular se traduce en una mayor eficacia para subir y bajar escaleras, mayor velocidad de la marcha y mayor estabilidad del cuerpo, tanto en situaciones estáticas como dinámicas.

Algunos autores proponen que, a partir de 8 semanas de entrenamiento, con una frecuencia semanal mínima de 2 días a la semana, realizando ejercicios de fuerza, con al menos 2-3 series de 8 a 10 repeticiones, se pueden conseguir cambios moderadamente significativos, incluso trabajando con material como chalecos de fuerza, tobilleras lastradas o bandas elásticas.

Los ejercicios específicos de fuerza para el tren inferior pueden aportar grandes beneficios para mejorar la estabilidad y las características de la marcha, pero no es la única cualidad que se debe trabajar o estimular, ya que, como dicen McGibbon, Krebs y Moxley (2003) en su estudio:

” La fuerza es un requisito básico de movimiento. Sin embargo, la fuerza por sí sola no representa la capacidad de una persona para realizar una tarea. La coordinación, el equilibrio, la postura y la movilidad también son inherentes al desempeño de las actividades funcionales”.

Por ello, el trabajo de la fuerza debe desarrollarse conjuntamente con la estimulación del resto de cualidades físicas y bajo una intervención global.

Marcha

Como se ha mencionado en los dos apartados anteriores, el estado del equilibrio y de la fuerza, entre otros factores, incide en el buen desempeño de la marcha. Las personas que padecen trastornos de la marcha debidos a debilidad muscular o a falta de equilibrio, pueden mejorar con intervenciones específicas de ejercicio físico de entre 8 y 12 semanas de duración, 2 días a la semana y con cargas moderadas. Este tipo de intervención puede generar adaptaciones significativas con la mejora de la movilidad, de la velocidad y de la estabilidad de la marcha y del rendimiento en las actividades cotidianas.

 

La marcha induce a un trabajo aeróbico que también se debe trabajar, estimular y controlar. Muchas veces, las personas mayores manifiestan limitación al caminar, teniendo como causa principal una alteración cardiovascular o respiratoria y no un trastorno de los sistemas muscular o esquelético. Por lo tanto, las valoraciones, los test y las pruebas previas a una intervención deben contemplar las diferentes facetas del individuo, abarcando los diferentes aspectos físicos y recolectando toda la información posible.

 

El ejercicio físico es la “Poli píldora” que puede ayudar a mejorar la condición física y prevenir disfunciones y situaciones adversas como las caídas

   Bibliografía

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  • Youngju Park, M. O. (2016). Effects of the Otago exercise program on fall efficacy, activities of daily living and quality of life in elderly stroke patients. J. Phys. Ther. Sci. 28: 190–193, 2016.